Tu sonrisa tan gentil, los labios tan cálidos, tus pequeños
ojos que al abrirlos iluminas mi mundo. Eres tan frágil, tan dócil, parece que
has caído del cielo. Se escucharon las campanas y voces angelicales ante tu
venida. Durante meses te estuve esperando y dos corazones palpitaban en mi
cuerpo. Te confieso que me asusté cuando supe que venías, porque yo no sabía
cómo podía darte un techo o alimento. Pensaba en otras cosas y tenía otros
planes en la vida. Pero cambiar de rumbo y llevar otra dirección es bueno y
aunque esté joven yo sé que al estar contigo mi madurez aumentará. Antes no era
responsable de mi, pero ahora ya tengo dos grandes responsabilidades. Te
prometo que te cuidaré. Te ama tu mamá.
viernes, 30 de noviembre de 2012
No juegues conmigo
Los primeros días de escuela,
Todo era sorpresa
Nadie se conocía
Y ahí estabas tú
Solo y serio
Desde esa vez
No lo niego
Me parecías el más guapo
Del grupo entero.
yo quería saber más de tí
juntos platicamos, reímos, jugamos
algo nuevo despertó en mí
no lo quería aceptar
pero de tí me enamoré
Solo te advierto
No juegues conmigo
Yo se que tu sabes la verdad
Y me desagrada que pienses tratar
A mi corazón con pura frialdad
Quisiera poder conocer tus intenciones
Y cuales son tus
sentimientos hacia mí
Que es lo que quieres
Yo no soy cualquiera
no me trates como a todas
yo no soy así
Una mirada al infinito
Una mirada que sucede en un relampagueo puede cambiar el curso de una historia, donde el camino es desconocido. Esto sucede con la persona que menos esperas y en la situación más rara. Helena era una niña seria, distraída, pero muy inteligente. De vez en cuando, se subía al techo de su casa a hurtadillas. Le gustaba contemplar el cielo nocturno. Ella pensaba que en ese grandioso y misterioso lugar habría otros mundos; otros seres como nosotros preguntándose si son los únicos en el universo. Algo le decía a Carolina que no estaba sola. Pasaban una, dos horas y en ese tiempo ella imaginaba historias asombrosas con seres increíbles de otros planetas, esto la mantenía entretenida de una vida que ella consideraba aburrida. Ella iba en una secundaria de una pequeña ciudad, todo era rutinario. Sus compañeros eran molestos, en realidad. No le interesaba entablar conversación con ellos porque le parecían muy infantiles o quizás ellos la consideraban muy rara para hablarle. Un día ella caminaba para ir a la escuela, hacía tanto calor que el solo hecho de caminar por la calle te hacía sentir como un huevo frito. Ella vio carros de mudanza en su vecindario y disimuladamente echó un vistazo. Pareció ver un hombre, como de unos 40 años cargando con algo que parecía la televisión. En el carro del nuevo vecino, se encontraba un muchacho que bajó del carro con cara molesta y se sentó en el pequeño escalón de la entrada de su casa. El muchacho se dio cuenta de que ella lo miraba y entonces ella se estremeció y volteó para su camino. De pronto, Helena recordó que tenía que llegar a la escuela. El último tramo lo hizo corriendo y unas cuantas gotas de sudor recorrieron su frente. Entró a su clase de matemáticas, se sentó en el asiento que daba a la ventana. Escogía ese lugar porque le gustaba ver el patio de la escuela: las canchas, el pasto, las flores y el sol daban la sensación de tranquilidad. Helena, de pronto se sintió tan a gusto que le dieron ganas de dormir. De repente, en su cabeza, escuchó un murmullo que cada vez se hacía más fuerte: - ¡Helena! ¿Me puedes decir que estás haciendo?, este no es lugar para dormir, ¿Qué te pasa te estoy aburriendo? –No señorita. –Entonces, pongase a hacer los ejercicios. Helena, fastidiada termina los ejercicios rápidamente. De nuevo se asoma a la ventana y se pone a divagar acerca de la existencia de las hadas.
Un perro me contó
Soy Mike y les quiero hablar de
una muchacha que me alimenta, me baña, me acaricia y me lleva al parque cuando
me siento encerrado. Cuando viene de la escuela y la recibo lamiendo, saltando
y moviendo mi cola. Hay veces que está muy enojada y me patea del coraje. Ella
es muy valiente y aparenta ser muy dura. Escucho gritos y ella sale triunfante,
se mete a su cuarto. Con mis patas abro la puerta y ella me ve con ojos
vidriosos. La escucho gemir como cuando me machucan y comprendo que está
sufriendo. Ella me confiesa que se siente sola, desamparada, que su familia la
lastima. Ella no entiende cuando le digo que yo la quiero, así que me acurruco
en sus piernas. Ella me soba el lomo y se calma. A los días, ya no huelo su
aroma. Ella se había ido de la casa y yo huí para buscarla. No la encuentro.
Ella se enteró de mi huida mas no sabe que morí aplastado por un carro.
Enajenada
Difícil es ocultar, esto que tengo en verdad
Se escapa como el agua en un colador
Confundido esta mi corazón
Dolor, aflicción hay
En ti espero tu lealtad
La vida me ha enseñado a vestir
Un armazón en el
pecho
Los demás no pueden traspasarlo
Pero tú puedes ver dentro
Yo te quiero ahora,
Tu mirada me intimida
Esos labios me provocan
Tu presencia me ilumina
Tú ni te imaginas
Que pienso en ti todo el día
Ya estoy enajenada,
Ya estoy enamorada.
Extraño de ti
La última vez que te vi,
Cantamos, reímos y nos abrazamos
Sin saber que esa sería la última vez
Ese camino tenebroso
Por el que todos pasarán,
Ese miedo nunca se irá
Ni aunque tenga 100 años
Extraño como me consentías
Extraño que me hicieras comida
Extraño tus besos
Ahora solo quedan huesos.
Algún día te alcanzaré
Pero mientras solo diré
Que gracias a ti soy quien soy
Y yo siempre te amaré
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